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A proposito de… ‘Atraco Perfecto’

La palabra genial se asocia a logros creativos y originales. Kubrick fue considerado un genio: “Odisea 2001”, “La naranja mecánica”, “Barry Lindon”, “Espartaco”…son films que tienen momentos imperecederos. Sin embargo, yo prefiero otro Kubrick, el de “Senderos de Gloria”, y “Atraco Perfecto”, obras de menor presupuesto, en blanco y negro, y …mucho más breves. Alguien dijo: “adoro las películas breves. Si la mala película es corta son momentos de sufrimiento que te ahorras” y si es buena, como en este caso “Atraco Perfecto” (83min) resulta más rotunda, sin secuencias de relleno que siempre quitan intensidad a la obra. El mismo Kubrick dijo en cierta ocasión que películas buenas y baratas no eran incompatibles. Probablemente en mi preferencia intervienen además otras razones: una perfecta planificación, un buen ritmo, una historia que contar, y unos personajes que como los de algunos films de Huston, auténticos perdedores aún antes de que empiece “el juego”, luchan infructuosamente contra su mediocre destino.

Stanley Kubrick fotógrafo, director, guionista y productor, tuvo tres grandes aficiones que curiosamente marcan su obra. Una de ellas es la fotografía y de ahí sus constantes desencuentros durante el rodaje del film con su fotógrafo Ballard. Otra es la música. Prescindió a veces, del compositor y él como responsable seleccionó piezas clásicas para muchos de sus films: “Odisea 2001” (Strauss), “Barry Lindon” (composiciones del XVIII), “La naranja mecánica” (Beethoven, Rossini…) o “La chaqueta metálica” en la que recurre a la música del momento (Rolling Stones, Nancy Sinatra) . Su tercera afición fue el ajedrez que ayuda a entender su perfeccionismo. Su mirada no está lejos del científico que analiza los comportamientos humanos a la manera de un entomólogo, sin tomar partido, dejando escaso margen a los sentimientos y emociones. Al ajedrez le rinde precisamente homenaje en “Atraco perfecto” y también en “Odisea 2001”.

Después de su segundo film, “El beso del asesino”, que fue un fracaso económico, decide, adaptar “Clean Brak”, una novela negra de Lionel White, reportero de noticias policiales, especializado en casos de atracos y secuestros, y del que posteriormente Godard adaptó otra obra suya para rodar “Pierrot, el loco”. Kubrick contrató también para los diálogos a Jim Thompson, uno de los mejores novelistas del género, autor de “La huida” que posteriormente adaptó Sam Peckinpah. “Atraco Perfecto” es la historia de un atraco perpetrado en un hipódromo. En ella nos cuenta la preparación del mismo, que abarca la mayor parte del film, su rápida ejecución y las consecuencias. Durante bastante tiempo el film sufrió la comparación con “La jungla de asfalto” de J. Huston, cinco años anterior, otra cinta de cine negro que cuenta el atraco a una joyería y que tiene como elemento significativo común con el film de Kubrick: la fatalidad. Roger Talleur afirmó: “Atraco Perfecto es la película del ex adolescente que una tarde de 1950 vio La jungla del asfalto y la estuvo soñando durante 1 semana”.

Johny Clay, un ex presidiario interpretado por Hayden, decide dar el último golpe de su vida, apoderarse de la recaudación de un hipódromo. Rodeado de un grupo de hombres acuciados por la necesidad, en busca de la suerte perdida, y que son presentados uno a uno explicándonos las motivaciones que les han implicado en la aventura. Todos tienen sus motivos y resultan tipos creíbles: el ex presidiario que odia la sociedad, el policía corrupto, el débil, la mujer fatal, el marido que está dispuesto a infringir la ley por amor a su mujer…La elección de actores es extraordinaria. Actores maduros que no sólo aportan su experiencia sino que llevan en el rostro los ecos de personajes que ya interpretaron en otras películas del cine negro: S. Hayden (“La jungla del asfalto”), Elisha Cook, el cajero (“El halcón maltés”, “El sueño eterno”), Ted de Corsia, el policía (“La ciudad desnuda”), Marie Windsor, la mujer fatal (llamada la reina de las Bes, debido a su participación en numerosas películas de cine negro de la serie B: “El poder del mal”).

La película se presenta como un rompecabezas, en el que las idas y venidas del protagonista se convierten en el hilo conductor que, a medida que avanza va ajustando todas las piezas. Película directa, sin discursos, ni maniqueos juicios morales. Ya desde el primer momento con la voz en off, típico recurso del cine negro (“Perdición”, “El crepúsculo de los dioses”), se nos presentan las intenciones y los móviles de los protagonistas. Una semana es el tiempo en el que se desarrolla la acción, auténtico juego de geometría cinematográfica. Una acción, fotografiada en un espléndido blanco y negro por Ballard (autor de “Grupo salvaje”), que no adopta la narración lineal (tal como pretendían los productores) sino que esta es sustituida por constantes flash-backs, otro de los rasgos del cine negro ( “Retorno al pasado”, “Los forajidos”). Kubrick juega con el tiempo pero sin perder la progresión de la acción, repitiendo fragmentos del tiempo según lo hayan vivido unos o otros personajes. Mediante ello, indefectiblemente, como si se tratara de la crónica de un fracaso anunciado, la película nos lleva a un memorable final. La fatalidad hace su aparición: el perro, la maleta que cae al suelo abriéndose (premonitoriamente el autor ya lo había remarcado) y el dinero volando por los aires. Pocas veces la impotencia, el cansancio, han encontrado mejor expresión que la del protagonista. Una imagen asociada al patetismo de los perdedores. Por eso cuando ella le dice: “Huye”, el responde : “Para qué?”. Sin fuerzas para huir observa con resignación a los dos policías avanzar hacia él coincidiendo con la palabra FIN.

“No me cuentes el final”, se dice y de hecho Hitchcock estuvo obsesionado por ocultar el final de “Psicosis” antes de su estreno. Sin embargo conozco el final de “Más allá de la duda”, “Yo confieso”, “Retorno al pasado”.. y no pasa nada. Las he visto repetidas veces. Incluso Billy Wilder en “Perdición” y “El crepúsculo de los dioses”, como si Siodmack en “Forajidos” lo anticipan sin perder los films un ápice de su interés. Coppola dijo que para crear una buena película hacía falta tener un buen principio y un buen final, de manera que el resto de la historia les conectase. “Atraco Perfecto” tiene un final previsible en lo que se refiere al “éxito” del atraco, ya que en el Hollywood de la época la norma era que las malas conductas llevan al desastre (“Match Point” de W. Allen es una excepción y fue rodada bastantes años después), pero no por eso deja de sorprender cómo el director desarrolla el desenlace y sobre todo me siguen pareciendo memorables las últimas imágenes del protagonista, eterno perdedor como ya lo había sido en “La jungla del asfalto” y perdedor también, sus cicatrices le acompañarán siempre, aunque redimido por el amor en “Jonnhy Guitar”.

Jaime Llabrés Carbonell