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A propósito de… 10 años de Aula de Cine

HABÍA UNA VEZ EL CINE

Todos los hombres tienen reloj, pero…no tiene tiempo. Yo, con “el tiempo en mis manos”, casi paráfrasis de un mítico film de R.Walsh, he “revisitado”, con el pretexto de Aula de Cine, una serie de películas, la mayoría de las cuales me impactaron por diversos motivos, y que, desde entonces, me han seguido acompañando permitiéndome escribir los presentes artículos que inicio con el epígrafe de “A propósito de..” y con los que pretendo más que un análisis en sentido estricto (los análisis terminan por destruir la magia de los objetos descritos) una evocación del momento en que las ví, aunque sé que la memoria , y por supuesto la mía, maquilla y re-escribe el pasado para hacerlo mejor y más confortable.S.Freud dijo: “censurar un texto (en este caso un film) no es difícil, lo difícil es borrar sus rastros”. Efectivamente, así es en mi caso, porque los rastros, las huellas, que me dejaron, siguen ahí. Tatuajes que, afortunadamente el tiempo, no ha conseguido borrar.

Cine

De los comentarios que han acompañado esta aventura, compruebo años después de escribir el primero, que, sin habérmelo propuesto, tienen varios puntos en común que quiero resaltar. El primero de ellos es la subjetividad. He tardado años en convencerme de que la mejor película, la mejor novela…es la que más me ha gustado “A mí”. Consecuentemente con ello, he escrito en clave muy personal, intentando desvelar lo que supuso su visión en una etapa concreta de mi vida, la fascinación o el impacto que me causaron. He procurado no caer en el aforismo que afirma que cada hombre mata al objeto que ama, de aquí que me recree con nostalgia en el asombro que me produjeron y del que no quiero desprenderme.

Por otra parte, Voltaire dijo que el secreto de ser aburrido es decirlo todo, por lo que no he sido exhaustivo sino que me he limitado en cada caso a unas pinceladas.

Los films que evoco, como los libros para los lectores, en palabras de F. Savater, siguen siendo mis amigos como espectador, porque han contribuido a que me divierta, sueñe, y también…piense. Historias interesantes, contadas maravillosamente. Películas que divierten (“Ser o no ser”), emocionan (“Matar a un ruiseñor”), aumentan las ganas de vivir (“Cantando bajo la lluvia”)…y que son compatibles con la crítica y la reflexión. Películas en las que aparecen personajes buenos, que, a veces, no son tan buenos(“Furia”, “Los sobornados”) y malos con mala suerte (“Atraco perfecto”) o a los que hemos hecho malos entre todos (“De aquí a la eternidad”).

No olvido que si una película me reconfortó en mi infancia y adolescencia, en grises tardes de domingo, e incluso hoy me hace olvidar, aunque sea por unos momentos, la mediocridad que me rodea, entonces el cine ha alcanzado su objetivo.

JAIME LLABRÉS CARBONELL