Contacta con nosotros

¿Quieres pertenecer a la Asociación?

Colegio fundado en Palma de Mallorca en el año 1561 

2017, el Año San Alonso

Queridos amigos y amigas.

En primer lugar, renovar mi deseo de que este año recién comenzado sea un tiempo de profundización de nuestra colaboración fraterna, en beneficio de nuestras Instituciones, y muy especialmente en el esfuerzo de Solidarios tras convertirse en Fundación. Todos avanzamos tras las huellas ignacianas que nos inspiran el “plus” ante el desafío de la sociedad y sus demandas. Y doy gracias a Dios de que sea así. Más importante que el pasado es el futuro, donde la Iglesia se lo juega casi todo. Como decía Arrupe, “lo peor es el miedo, porque significa la muerte de la esperanza”. Exactamente la línea del papa Francisco.

Y en segundo lugar, agradeceros el interés mostrado ante la convocatoria para conversar con Pep Buades como Comisario de la Compañía para llevar adelante El Año San Alonso, que a mí personalmente me descarga de un trabajo para el que carezco de tiempo, y puede también de capacidad. Considero que la reunión del otro día nos abre un excelente camino de colaboración en beneficio de nuestro Santo y en definitiva de renovar su devoción en la Isla y más allá gracias a todos/as por la respuesta dada a Pep y a la compañía. De corazón. Por mi parte, quedo a disposición del Comisario para cuanto solicite, y no menos de todos vosotros/as.

san alonso

Cuando conozca por Pep Buades el programa inicial que nos ofrece, y como ya os dije, convocaré una nueva reunión de la PAL, para tomar decisiones ejecutivas sobre las responsabilidades de cada institución. Será una reunión importante porque supondrá comenzar a movernos en un terreno de compromisos concretos, siempre más difíciles. Gracias de nuevo por vuestra colaboración.

Solamente me queda, antes de cerrar estas líneas, recomendaros que visionéis Silencio, de Scorsese, sobre la que el próximo jueves escribiré en diario de Mallorca. Es un film imperfecto pero importantísimo como creyentes e ignacianos.

Abrazos cordiales,

Norberto Alcover, SJ.